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Migración intracentroamericana: presencia nicaragüense en Costa Rica

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Migración intracentroamericana: presencia nicaragüense en Costa Rica

En el abordaje de medios de comunicación de habla inglesa, mucho se comenta de la migración latinoamericana hacia los Estados Unidos pero muy poco sobre los flujos migratorios dentro de América Latina, y menos aún de los flujos intracentroamericanos. Uno de esos casos es el del importante movimiento de personas que ha ocurrido desde Nicaragua hacia Costa Rica durante varias décadas. Ello ha dado como resultado que, a 2017, Costa Rica fuese el principal destino de los nicaragüenses que han migrado, con 45 por ciento del total, superando a Estados Unidos con 42. Las razones de la migración son económicas pero también políticas, académicas, e incluso familiares. Se olvida a veces que no sólo los pobres tienen incentivos para abandonar su lugar de residencia: la gente se traslada por todo tipo de razones y no exclusivamente para asegurar la subsistencia.

Costa Rica fue en 2017 el principal destino de los nicaragüenses que han migrado con 45 por ciento del total, superando a Estados Unidos con 42.

El flujo migratorio Nicaragua-Costa Rica se observa en cuatro momentos u oleadas que surgen en torno a eventos naturales y políticos en la región ístmica centroamericana. La primera de estas oleadas inicia en la década de los setentas después del devastador terremoto de Managua en 1972. A finales de esa misma década una segunda oleada migratoria emerge a consecuencia del recrudecimiento de la lucha armada de los sandinistas contra el régimen de Anastasio Somoza. En los años ochenta, luego del triunfo del sandinismo, se produce un tercer oleada migratoria caracterizado por la salida de población afín al somocismo que había logrado amasar importantes capitales. Al finalizar la década, muchos migrantes “político-económicos” abandonan su país por estar en desacuerdo con el proceso político y económico impulsado por los sandinistas o por ser víctimas de la guerra civil. La mayoría de migrantes de tal período ingresan a Costa Rica en calidad de refugiados.

El flujo migratorio Nicaragua-Costa Rica se observa en cuatro momentos u oleadas que surgen en torno a eventos naturales y políticos en la región ístmica centroamericana.

Las cosas serían distintas en los años noventa luego del triunfo de la Unión Nacional Opositora (UNO). El agudizamiento de la crisis económica y la lenta reconstrucción de Nicaragua en la posguerra empujó a miles de personas a emigrar hacia Costa Rica en condiciones de indocumentación. Esta migración forma una cuarta oleada que se prolonga hasta hoy y cuyo carácter es de índole laboral. En efecto, estudios sociales confirman que hoy los flujos son cada vez más femeninos, jóvenes, en edad productiva y con bajo nivel educativo. Es decir, la mayor parte de la migración nicaragüense actual se está dado por razones socioeconómicas, especialmente debido a la búsqueda de mejores oportunidades laborales. Ello explica que la cuarta oleada nicaragüense tiende a asentarse en regiones donde los hombres pueden dedicarse a la agricultura y la construcción, mientras que las mujeres al servicio doméstico y al comercio.

La cuarta oleada migratoria se prolonga hasta hoy y su carácter es de índole laboral debido al agudizamiento de la crisis económica y la lenta reconstrucción de Nicaragua en la posguerra.

Dado que los segmentos económicos en los que buscan insertarse —agricultura, construcción y trabajo doméstico— no son muy atractivos para los costarricenses, los nicaragüenses logran insertarse rápidamente y tienen altas tasas de participación. Sin embargo, el problema sigue siendo la calidad de estos empleos y la falta de garantías sociales y respeto a sus derechos humanos y laborales. Por su parte, como consecuencia de la baja escolaridad e inserción laboral en actividades de baja productividad y remuneración, la incidencia de la pobreza es mayor entre la población nicaragüense que entre la local.

Dado que los segmentos económicos en los que buscan insertarse —agricultura, construcción y trabajo doméstico— no son muy atractivos para los costarricenses, los nicaragüenses logran insertarse rápidamente y tienen altas tasas de participación.

¿Qué efectos ha generado la migración nicaragüense en Costa Rica a lo largo de estos cuatro momentos u oleadas? Según un informe de la OCDE de 2018, los inmigrantes han contribuido positivamente al crecimiento económico de Costa Rica. Este mismo informe sugiere que la migración no afecta los salarios locales, aunque sí puede reducir las oportunidades de empleo debido a una mayor competencia. Otro de los efectos del fenómeno migratorio entre Costa Rica y Nicaragua ha sido la generación y envío de remesas. De acuerdo con estudios, las remesas enviadas desde Costa Rica podrían estar favoreciendo la operación de algunos de los negocios existentes, así como la inversión en nuevas actividades productivas en Nicaragua, generando nuevas fuentes de empleo en dicho país. Asimismo, las remesas recibidas desde Costa Rica por parte de los hogares nicaragüenses generan un impacto significativo tanto en la reducción de la pobreza como en la mejora de la distribución del ingreso.

Los inmigrantes han contribuido positivamente al crecimiento económico de Costa Rica y el envío de remesas favorece las actividades productivas en Nicaragua.

Hoy está en el tintero la tensa situación política en Nicaragua. Lo anterior puede provocar una nueva quinta oleada de inmigración en Costa Rica, motivada esta vez por asuntos de índole político y familiar que puede incluir a múltiples grupos de la sociedad nicaragüense. Esta oleada buscaría en Costa Rica seguridad social y política, cualquiera sea su situación económica actual. Sin embargo, Costa Rica presenta una situación económica de alto desempleo e insuficiente crecimiento económico, el cual se ha agravado con la pandemia. Asimismo, estudios recientes señalan que las oportunidades de empleo en Costa Rica han menguado con respecto al pasado, y son aún más limitadas si las personas están indocumentadas o en una condición migratoria irregular.

La tensa situación política en Nicaragua puede provocar una nueva quinta oleada de inmigración. Sin embargo, Costa Rica presenta una situación económica de alto desempleo e insuficiente crecimiento económico, el cual se ha agravado con la pandemia.

¿Qué va a hacer el gobierno costarricense ante esta potencial quinta oleada migratoria? ¿Cómo va a reaccionar ante la actual situación política y económica en Nicaragua? ¿Qué tipo de políticas se pueden implementar para garantizar la protección de los derechos humanos de la población migrante, la regularización migratoria y el acceso a la seguridad social, educación y a la justicia? Las respuestas a estas interrogantes no son nada fáciles, pero son las autoridades costarricenses quienes deberán generar las políticas públicas pertinentes para facilitar una efectiva inserción del inmigrante nicaragüense, que le permita mejorar su calidad de vida y brindar un aporte valioso a la sociedad y economía de Costa Rica. El primer paso, sin embargo, es reconocer la compleja realidad de una región en que ningún país es una isla. En este sentido, la ejecución de planes de acción dirigidos a reforzar los procesos de integración de la población migrante, refugiada y solicitante de refugio son un pilar fundamental hacia esta dirección.

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