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Corea y la Alianza del Pacifico, ¿por qué crece la importancia de esta relación?

GB Geo-Blog

Corea y la Alianza del Pacifico, ¿por qué crece la importancia de esta relación?

Las iniciativas de cooperación entre países de Asia y América Latina está creciendo rápidamente. Un caso particular, es el de Corea del Sur y los países miembro de la Alianza del Pacifico (AP): Chile, Colombia, México, y Perú. Los vínculos políticos, comerciales, de inversión, culturales y de seguridad entre estos países en contextos bilaterales y multilaterales han estado en aumento desde el año 1999 y hoy se materializa con la intención de Corea del Sur de convertirse en miembro asociado de la AP. 

Las iniciativas de cooperación entre países de Asia y América Latina está creciendo rápidamente.

Históricamente, la relación entre Corea y los países de la AP fue limitada. Principalmente, debido a las diferentes vías de desarrollo que siguieron. En el caso de Corea, su enfoque de desarrollo se basó en las exportaciones, mientras que los Estados miembros de la AP —al igual que muchos otros países latinoamericanos— eligieron otras fórmulas. Esta diferencia fundamental restringió durante décadas el desarrollo de vínculos más estrechos. Fue sólo a inicios del siglo 21 que estos países empezaron a intensificar sus relaciones diplomáticas. Actualmente los miembros de la AP representan el 42% de las exportaciones de Latinoamérica hacia Corea. De manera similar, el comercio de Corea con la AP constituye el 40% del total con la región.

Históricamente, la relación entre Corea y los países de la AP fue limitada. Principalmente, debido a las diferentes vías de desarrollo que siguieron.

¿Cuáles han sido las razones para este acercamiento?

Tanto en Corea del Sur como en los países de la AP se observa un creciente interés por ampliar y diversificar estrategias de política exterior, más allá de aliados tradicionales como los Estados Unidos y la Unión Europea. De hecho, en el caso de la AP que desde su creación en el año 2011 se ha presentado como un proyecto de integración sui generis que busca no sólo facilitar la movilidad de bienes, servicios, flujos financieros, y personas entre sus miembros, sino también servir como una plataforma conjunta para acceder a los mercados asiáticos. 

Tanto en Corea del Sur como en los países de la AP se observa un creciente interés por ampliar y diversificar estrategias de política exterior, más allá de aliados tradicionales como los Estados Unidos y la Unión Europea.

Estas dinámicas de política exterior responden a tres grandes transformaciones del escenario internacional y afinidades entre estos dos bloques. En primer lugar, la interrupción de la Ronda Doha de negociaciones al interior de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el surgimiento de negociaciones de tratados de libre comercio (TLC) bilaterales. De hecho, el TLC entre Corea y Chile (2003) fue el primer acuerdo de este tipo suscrito por Corea, y le siguieron los acuerdos con  Perú (2010) y Colombia (2013). En segundo lugar están las afinidades en términos de integración regional: tanto Corea como los países de la AP han avanzado diversas iniciativas en esta dirección, tal como haberse unido al Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). También han participaron en las negociaciones del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), y del actual Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP). Colombia es el único miembro de la AP que debido a limitaciones en las políticas para el ingreso de nuevos miembros no ha podido unirse a ASEAN y a la APEC. Finalmente, la tercer gran transformación fueron los cambios en la política exterior de Estados Unidos frente al multilateralismo durante la presidencia de Donald Trump, particularmente el retiro de este país del TPP ha impulsado a Corea hacia la exploración de nuevas estrategias comerciales y de cooperación.  

Estas dinámicas de política exterior responden a tres grandes transformaciones del escenario internacional y afinidades entre estos dos bloques.

¿Por qué quiere Corea ser miembro asociado de la AP?

Aunque Corea ha establecido TLCs con Chile, Colombia, y Perú no tiene uno con México, la economía más grande de la Alianza y el país más cercano geográficamente a los Estados Unidos. Por lo tanto, el creciente interés por convertirse en miembro asociado de la AP está directamente relacionado con su intención de avanzar en un espacio multilateral, y con las hasta hoy infructuosas negociaciones bilaterales que ha sostenido con México en el pasado.  Muchas de las preocupaciones alrededor de esta negociaciones surgen de la evolución histórica de las balanzas comerciales y las características del intercambio. En particular, los efectos del comercio bilateral en industrias sensibles como la automotriz, la electrónica, los productos químicos, y los metales.  Históricamente, la balanza comercial de México y Colombia han sido deficitarias con Corea. Sin embargo, se han reducido en los últimos años, debido a la devaluación de la moneda de los países de la AP frente al dólar estadounidense. 

Aunque Corea ha establecido TLCs con Chile, Colombia, y Perú no tiene uno con México, la economía más grande de la Alianza y el país más cercano geográficamente a los Estados Unidos.

¿Qué podemos esperar? 

Corea insistirá en su ingreso a la AP y para lograrlo utilizará diversas estrategias para convencer no sólo a México, sino también a los otros miembros de la AP. Sin lugar a duda, esta será una negociación difícil cuya fecha de inicio no es aún clara. Lo anterior, ya que se estableció que estas discusiones comenzarán sólo cuando las  actuales negociaciones con Australia, Nueva Zelanda, Singapur, y Canadá hayan terminado. Por lo tanto, este tiempo de espera debería ser utilizado por los sectores público y privado de los países miembros de la AP para definir claramente estrategias que permitan una negociación donde existan beneficios para sectores clave de ambas partes. Específicamente, será necesaria una negociación abierta e inclusiva que permita sentar las bases para el futuro de la relación comercial en medio de un escenario de gran incertidumbre derivada de los efectos de la pandemia de COVID-19, la reducción del comercio internacional, y una economía global en recesión.

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