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Tokio 2020 y el poder blando japonés en Latinoamérica

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Tokio 2020 y el poder blando japonés en Latinoamérica

Con el inicio de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 los ojos del mundo están puestos en Japón. Particularmente porque la 32ª edición de este evento tuvo que ser aplazada el año pasado debido a la pandemia de COVID-19. Son éstos unos juegos atípicos pues evitar la propagación del virus constituye un reto adicional para el país anfitrión. Pero más allá de su relevancia deportiva y las preocupaciones sanitarias, este tipo de eventos son parte de estrategias gubernamentales de despliegue de poder blando y posicionamiento en el escenario internacional. En el pasado, economías emergentes han decidido organizar este tipo de eventos para reafirmar su creciente importancia. Por ejemplo, en años recientes Sudáfrica, Brasil, y Rusia fueron sedes del Mundial de Fútbol, mientras que Beijing y Rio de Janeiro fueron sede de los Juegos Olímpicos en 2008 y 2016 respectivamente.

Más allá de su relevancia deportiva, los Juegos Olímpicos son parte de estrategias gubernamentales de despliegue de poder blando y posicionamiento en el escenario internacional.

La realización de los Juegos Olímpicos en un escenario incierto como el actual pone en evidencia elementos de la transformación de la política exterior de Japón iniciada en el gobierno del Primer Ministro (PM), Shinzo Abe, cuyo legado ha continuado el PM Yoshihide Suga. A nivel regional, esta transformación se observa en un creciente interés de Japón en Latinoamérica y el comienzo de una nueva etapa de relaciones. Para muchos, desde inicios del siglo XXI, Japón ha estado rezagado en su acercamiento a la región en comparación con otros países asiáticos como China y Corea. Sin embargo, esto ha venido cambiando desde el año 2014 cuando Japón lanzó la hoja de ruta para la cooperación con Latinoamérica llamada “Juntos”.

Desde inicios del siglo XXI, Japón ha estado rezagado en su acercamiento a Latinoamérica en comparación con otros países asiáticos como China y Corea.

Si bien los lazos históricos entre Japón y Latinoamérica se remontan a finales del siglo XIX, durante las últimas décadas las relaciones políticas, comerciales, y de inversión de facto entre estos actores fueron limitadas. No es el caso con países como China y Corea del Sur que han  aumentado de manera significativa su presencia y relevancia en la región. Cabe resaltar, sin embargo, la migración japonesa en otros tiempos a países como México, Perú, Brasil, y Argentina. En la actualidad se estima que más dos millones de emigrantes japoneses y sus descendientes (nikkei) viven en la región. De manera similar, el establecimiento de relaciones diplomáticas se remonta en algunos casos como el de Uruguay a tiempos remotos.

Cabe resaltar, sin embargo, la migración japonesa en otros tiempos a países como México, Perú, Brasil, y Argentina.

El acercamiento de Japón a Latinoamérica es de relevancia estratégica para este país en términos comerciales y geopolíticos. En lo comercial, fortalece los únicos tratados de libre comercio (TLCs) bilaterales que Japón ha suscrito con países de la región como Chile (2007), Perú (2011), y México (2004). Adicionalmente, desde hace varios años está negociando un TLC con Colombia, el único miembro de la Alianza del Pacifico con quien no ha concluido negociaciones. Estas fueron suspendidas durante el gobierno de Juan Manuel Santos y se reiniciaron en el actual gobierno de Iván Duque. La principal razón para el estancamiento de las negociaciones ha sido el limitado acceso a mercados que el país asiático ha ofrecido a productos clave para los colombianos. Lo anterior a pesar de que Colombia en particular y Latinoamérica en general representan grandes mercados de consumidores para productos y servicios japoneses que se beneficiarían significativamente de reducciones arancelarias.

El acercamiento de Japón a Latinoamérica es de relevancia estratégica para este país en términos comerciales y geopolíticos.

Adicionalmente, Japón y los Estados Unidos firmaron un TLC en 2019. Este hecho ha influenciado la percepción japonesa frente a la importancia de las cadenas de valor y abastecimiento en Latinoamérica para acceder al mercado estadounidense. Todo lo anterior ha incrementado el número de empresas japonesas en la región que hoy con casi 3000, muchas de ellas en el sector automotriz incluyendo marcas como Toyota, Nissan, y Honda, entre otras. La región es una pieza fundamental para la producción automotriz de Japón.

En términos geopolíticos, Japón busca hacer frente al avance de China en la región y al apoyo que ha recibido la iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda (One Belt, One Road) por parte de 19 países latinoamericanos. Este año el Ministro de Relaciones Exteriores de Japón, Motegi Toshimitsu, realizo su primer viaje a Latinoamérica visitando México, Uruguay, Argentina, Paraguay, y Brasil. Esta visita ha sido interpretada como una muestra del interés genuino de Japón en la región y su deseo de acercamiento a países con los que no tiene acuerdos previos. Por ejemplo, en el marco de esta visita se establecieron iniciativas de colaboración en temas fiscales en Argentina para evitar la doble tributación. Allí, el número de empresas japonesas se ha duplicado desde el año 2017.

En términos geopolíticos, Japón busca hacer frente al avance de China en la región.

Tal como lo evidencia la realización de los Juegos Olímpicos y su estrategia de posicionamiento, la tenacidad de los japoneses es significativa. Así, el interés de Japón en la región y su objetivo de lograr una mayor presencia y relevancia tiene una visión estratégica de largo plazo. Esta continuará evidenciándose en el avance de iniciativas de cooperación en distintas áreas. En este sentido, Japón podría convertirse en  un aliado para la reactivación económica tan necesaria en el marco de la pandemia y de un posible escenario post-COVID. No se trata sólo de buenos deseos. Desde el inicio de la pandemia, Japón ha donado cerca de siete millones de dólares en equipos médicos para veinte países latinoamericanos y ha aportado recursos al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para ser canalizados a través de créditos con miras a atender la emergencia sanitaria.

Tal como lo evidencia la realización de los Juegos Olímpicos y su estrategia de posicionamiento, la tenacidad de los japoneses es significativa.

En lo político, y tal como lo indican sus lineamiento de política exterior, Japón fortalecerá lazos con países democráticos que defiendan el estado de derecho y el libre comercio, tal como su mayor aliado en el continente, los Estados Unidos. En términos comerciales y de oportunidades, la creciente presencia de Japón constituye una alternativa a socios tradicionales, una posible fuente de inversiones, y apalancamiento para sectores de tecnología, energías limpias, y transporte. Adicionalmente, podríamos observar avances en cooperación para la facilitación del comercio y el fortalecimiento de cadenas de valor. En últimas, lo más importante es que los países de la región puedan realmente beneficiarse de este proceso de transformación y establecer relaciones ganar-ganar de largo plazo.

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