Sucesos preocupantes en los Balcanes Occidentales
La siubregión de los Balcanes Occidentales no es aún un escenario de paz, y ello es así a pesar de que hace casi una década que dejó de ser escenario de importantes combates. Ni los Acuerdos de Paz de Dayton, de 1995, que tan ensalzados han sido en diversos foros, ni la huída hacia delante de Kosovo con su autoproclamación como Estado independiente en 2008 son soluciones definitivas a una conflictividad que resurge tal y como lo demuestran algunos sucesos vividos en este escenario en las últimas semanas.
Un policía moría el 27 de junio en la explosión de una bomba en una comisaría en la localidad bosnia de Bogojno, y el 2 de julio otra persona moría y once resultaban heridas en Mitrovica, en una localidad kosovar habitada mayoritariamente por serbios. Esta última víctima se producía al ser lanzada una granada de mano en el transcurso de una manifestación pacífica contra la instalación en dicha ciudad del norte de Kosovo de una oficina oficial del Gobierno kosovar, toda una provocación para unos ciudadanos serbiokosovares que siguen sin reconocer la autoproclamada independencia de esta provincia serbia. El hecho de que tal independencia no sea aún reconocida por diversos actores de la comunidad internacional hace que la inestabilidad prevalezca en la región. España entre otros países de la Unión Europea no reconoce tal independencia y las fuerzas tanto de la UE como de la OTAN desplegadas en este territorio asisten cotidianamente a escenas que reflejan la frustración vivida en el mismo. El 5 de julio un diputado serbiokosovar era tiroteado en Mitrovica y el 12 de mayo agentes de policía de Macedonia mataban a cuatro personas junto a la frontera de Kosovo al responder a sus disparos desde un vehículo en el que fueron encontradas armas y material diverso del UCK, el grupo que antaño dirigiera el hoy primer ministro kosovar Hashim Thaci.
En lo que a Bosnia respecta el crudo conflicto sufrido en la pasada década se revive hoy y no sólo por los procesos judiciales abiertos por la Corte Penal Internacional. Ahora que se aproximan las elecciones presidenciales y generales en este país, previstas para el próximo mes de octubre, la divisiön entre la Federación Croatomusulmana, por un lado, y la República Srpska de mayoría serbia, por otro, es cada vez más evidente. Para algunos, con el Ministro de Asuntos Exteriores sueco y antiguo Alto Representante para Bosnia, Carl Bildt, la solución a tensiones y conflictos latentes es la expectativa de integración de toda la subregión de los Balcanes Occidentales a la UE, pero los signos de violencia citados anteriormente indican que es precisa una aguda terapia política para evitar que los factores belígenos se reactiven en la región. Bosnia y Kosovo siguen siendo escenarios más parecidos a un obligado protectorado internacional que a territorios maduros en términos políticos, económicos y de seguridad, y cualquier expectativa de ampliación de la UE debe de tener en cuenta tal realidad. Croacia parece pròximo a cumplir las exigencias de cara a su integración en la Unión, y su reciente acuerdo de fronteras con Eslovenia apunta en esa dirección, pero Bosnia tiene aún un largo trecho que recorrer en términos de reconciliación interna y Kosovo es aún una cuestión pendiente dentro de la UE y de la OTAN en términos de reconocimiento o no de su estatalidad.
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